Exposición en Sala Basiana, Nau Bostick
Recuerdo tener mil dudas preparando la exposición: ¿será que lo merezco?, ¿Lo haré bien?, ¿Vendrá gente?, ¿Y si no le gusta a nadie que hago? entre mil y una duda más.
Y la verdad, creo que nunca será perfecta, ni la primera ni la última. Tampoco le puede gustar a todo el mundo, y quizá, allí radica la gracia.
Si todos nos dijeran lo bien que lo hacemos no aprenderíamos, no mejoraríamos, no evolucionaríamos.
De esta primera experiencia me llevo muchos aprendizajes. Muchas cosas que implementaré, si con suerte, hay una segunda. Aunque siempre tendré la duda eterna, ¿Pero tengo algo que mostrarle al mundo?.
Es muy probable que nunca encuentre una respuesta a esa pregunta, pero siempre trabajaré para tener algo que mostrar, algo con lo que yo esté satisfecha. De este modo Warvia, la artista, seguirá cuidando de Esther, la niña pequeña que se enamoró de la fotografía.
Todos los artistas tenemos el sueño que algún día, con mucha suerte, podremos hacer nuestra primera exposición.
Por suerte, esto ya no es un sueño ni una ilusión. El sueño de la pequeña Esther que cogió una cámara y se enamoró, se convirtió en una realidad. Ahora la Esther adulta, o Warvia, han cumplido ese sueño.
Hace muchos años fuí a esta sala, donde me encontré con una exposición. Recuerdo decir, ojalá algún día ser yo quien llene este espacio. Y creo que no hay mejor manera para estrenarse que exponiendo por primera vez en el lugar que fue tu sueño hace años.
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